Solicitada por la propia ciudad, esta prerrogativa es un premio a su compromiso con la conservación de su patrimonio y a su voluntad de desarrollar nuevas políticas que lo revaloricen aún más, con acciones dirigidas tanto a los turistas como a los habitantes locales, especialmente a las generaciones más jóvenes. La ciudad de Toulouse cuenta con 2.000 años de historia. Sus orígenes se remontan a un vasto perímetro de 11.830 hectáreas cuyos límites actuales se definieron principalmente a finales del siglo XII. El centro histórico, de 256 hectáreas, se encuentra en el corazón de este territorio.
Conoce la historia de Toulouse a partir del siglo XVIII hasta la actualidad
Varias corrientes artísticas, religiosas y arquitectónicas se extendieron
en Tolosa durante el siglo XVIII.
Louis de Mondran inició un nuevo diseño urbano, posiblemente inspirado durante
su estancia en París. Las principales construcciones de este período fueron el
Grand Rond, el Cours Dillon y la fachada del Capitolio de Tolosa.
Durante este período la nobleza y el clero tolosanos se enriquecieron con una
economía cada vez más pecuniaria. Los arquitectos y escultores locales recibieron
numerosos encargos. De este período destaca la Reynerie, una residencia de
verano del marido de la condesa du Barry.
En 1770, el cardenal de Brienne inauguró la primera piedra del canal bautizado
con su nombre, y que conecta el mar Mediterráneo con el océano Atlántico y el
Canal du Midi con el Canal Lateral en el Garona fue terminado seis años después.
El punto de unión entre ambos canales recibió el nombre Ponts Jumeaux.
Tolosa no olvidó su entusiasmo religioso tradicional, aunque a finales del
siglo XVIII entró en cierto declive. Aparecieron nuevas congregaciones religiosas
–la más famosa la de los Penitentes Azules, que oficiaban en la iglesia de Saint
Jérome. El Parlement local, influenciado por la sociedad AA, reguló la vida
religiosa y condenó a los protestantes tolosanos.
El juicio Calas se produjo en este difícil contexto de convivencia religiosa,
cuando el Parlement decidió la ejecución de Jean Calas, demostrando que había
asumido el control de la ciudad. Preocupados por su autonomía, los habitantes
de Tolosa, la población de Tolosa apoyó al Parlement cuando fue amenazado por
la monarquía francesa. Durante esta época los Capitouls pasaron a ser elegidos
por el Parlement, y sólo se permitían 8 representantes. Fue necesaria la llegada
de la Revolución para que la ciudad terminara con el dominio del Parlement.
Como en el resto de Francia, la Revolución Francesa tuvo un efecto importante en
la historia de Tolosa, cambiando profundamente el papel de la ciudad y su estructura
política y social.
El estallido de la revolución el 14 de julio de 1789 tuvo repercusiones menores,
aunque se produjeron algunos saqueos. Cinco meses después, con la abolición del
Antiguo Régimen, comenzó un nuevo orden. Los miembros del Parlement y los Capitouls
lucharon para mantener sus privilegios, manifestándose el 25 de septiembre, pero
el apoyo de la población fue mínimo, tras varias décadas de abusos de una estructura
dominada por la élite económica y religiosa.
La influencia regional de Tolosa, anteriormente asegurada por su Parlement, fue
reducida a un departamento, el del Alto Garona. El clero tolosano fue obligado a
respetar la Constitución Civil del Clero, impuesta por la Asamblea Constituyente.
Un nuevo arzobispo fue nombrado a pesar del desacurdo del cardenal de Brienne.
Parte de la población se mostró hostil a estas reformas y a su impacto financiero.
Las prerrogativas de los Capitouls fueron abolidas el 14 de diciembre de 1789.
Joseph de Rigaud fue el primer alcalde de la ciudad, elegido el 28 de febrero de 1790.
En 1793, durante el gobierno de la Comuna, Tolosa se negó a unirse a los federalistas
de Provenza y Aquitania para marchar sobre París. La perspectiva de una guerra
contra Austria y la resistencia interior, inició un período de Terror, y muchos
retractores de la Revolución Francesa fueron encarcelados o asesinados en Tolosa.
En 1799 la ciudad fortificada resistió el ataque de los ejércitos realistas de Gran
Bretaña y España, durante la primera batalla de Tolosa. El ascenso de Napoleón Bonaparte
como líder del nuevo régimen y posteriormente del Imperio, restauró en parte el estatuto
regional de la ciudad. El emperador incluso visitó Tolosa en 1808 y cedió el edificio
de la Daurade a la fábrica de tabaco.
En 1814, durante la segunda batalla de Tolosa, el ejército británico entró en la ciudad,
abandonada por el ejército napoleónico. El 10 de abril de 1814 marca la última batalla
del Imperio de Napoleón, que había abdicado ocho días antes (pero desafortunadamente el
comandante francés, Soult no había sido informado), el ejército de Arthur Wellesley,
el duque de Wellington fue bien recibido por los realistas, que prepararon Tolosa para
la restauración de Luis XVIII de Francia.
La construcción y apertura de la estación Matabiau en 1856 constituyó todo un giro en la
historia de Tolosa. La ciudad se encontró unida a la capital y a la modernización de los
transportes. Fue entonces cuando se sustituyeron los antiguos barrios y se abrieron nuevas
calles sobre los modelos de las prefecturas realizadas en París por el prefecto Asuman.
Los trabajos se desarrollaron especialmente en el centro de Tolosa, que perdió poco a poco
su atmósfera medieval.
Gracias a sus edificios nuevos, la ciudad resistió mejor la inundación de 1875. El río
Garona de desbordó, destruyendo más de 1.000 casas y matando a 200 personas. También
destruyó el puente suspendido de Saint Pierre y el puente de Saint Michel. El mariscal
Mac Mahon, presidente de la República Francesa exclamó: “¡Cuánta agua, cuánta agua!”.
Esta inundación, que elevó el río a 6,20 m por encima de su cauce habitual se debió a
las precipitaciones del mes de junio de 1875 y al fundido de la nieve de
los Pirineos.
El comienzo del siglo XX estuvo marcado por un aumento importante de la población de Tolosa,
resultado del éxodo rural del sudoeste pero también como resultado de la llegada sucesiva
de inmigrantes que huían del reclutamiento (los franceses del norte durante la Primera Guerra
Mundial) o de los regímenes dictatoriales de sus países (los italianos con la llegada de
Mussolini al poder y los españoles con la llegada del general Franco al poder). Tras la
guerra, unos 25.000 españoles permanecieron en Tolosa, influyendo enormemente en el modo
de vida de la ciudad. Actualmente, la ciudad todavía es considerada como “la más española
de las ciudades francesas”.
Durante la Primera Guerra Mundial Tolosa (situada geográficamente lejos de los campos de Batalla)
se industrializó de manera más intensa (las principales industrias hasta comienzos del siglo XX
eran las fábricas de tabaco y pólvora). Desde 1915 se instalaron varias plantas químicas y
talleres de aviación (Latécoère), que tras la guerra dieron lugar a un famoso servicio de
mensajería aérea.
En 1963 Tolosa fue elegida para convertirse en una de las ocho metrópolis de equilibrio de Francia.
El gobierno francés decidió terminar con la macrocefalia de París, y Tolosa fue dedicada a
actividades aeronáuticas y espaciales.
La reforma regional situó Tolosa como capital de la mayor región francesa, además de convertirse
en un centro económico e industrial de Ariane y Airbus, gracias al crecimiento demográfico
de la ciudad.
En la década de 1960 Tolosa también acogió una nueva oleada de inmigración tras la guerra
de Argelia, con unas 25.000 personas que se instalaron en los barrios occidentales y
construyeron grandes espacios como Mirail, una nueva ciudad diseñada por los mejores arquitectos
mundiales y destinada a alojar a más de 100.000 personas. Paralelamente, se iniciaron trabajos
de renovación y reconstrucción en el centro histórico, así como nuevas infraestructuras de
transporte (metro y bus), y nuevos aparcamientos integrados en el tejido urbano.
Tolosa sufrió la explosión de la planta química AZF, propiedad de la Sociedad nacional de
pólvora y explosivos el 21 de septiembre de 2001. La industria resultó completamente destruida
y la explosión dañó muchas casas, escuelas, iglesias, monumentos y tiendas. Más de 35.000 edificios
resultaron dañados. La industria se encontraba a 5 km del centro de Tolosa. 29 personas murieron
y varios miles más resultaron heridas. El origen de la explosión se encontraba en un edificio que
contenía nitrato de amonio.
Actualmente Tolosa es una metrópolis típicamente europea, con una población de más de un millón
de habitantes en crecimiento, siendo la cuarta ciudad de Francia tras París, Lyon y Marsella.
La ciudad sigue todavía en desventaja debido a su lejanía de París (unas cinco horas en tren y
seis horas en coche) y a otras ciudades europeas importantes. Esta situación ha sido paliada con
la conexión por ferrocarril a la Línea de alta velocidad Perpiñán-Figueras con lo que ya hay conexión
directa tanto con España como con Marsella.